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Los desplazados de los juegos olimpicos

8 ago 2024

Omar Ramos Ali

Egresado en Relaciones Internacionales por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM

Los Juegos Olímpicos de Paris 2024 han recibido miles de críticas no solo por parte de los parisinos sino por parte del pueblo francés en general, desde el aumento del tráfico debido a las remodelaciones y adecuaciones de la ciudad para el esperado evento, al aumento del precio de todo; renta, comida, transporte, la rehabilitación del Sena para llevar a cabo pruebas de natación, ¡pese a que desde hace más de 100 años se prohíbe nadar en el famoso río parisino! Pero una de las críticas a mí parecer más importantes y preocupantes es lo que muchos medios y organizaciones están llamando una limpieza social (nettoyage social) de los más vulnerables de la famosa ciudad luz.

 

Los sans-abri o personas sin hogar han venido siendo desplazados de la capital francesa desde el año pasado y reubicados en “centros de acogida temporal” ubicados a lo largo y ancho del territorio francés. Según Franceinfo, más de 5 mil personas han sido desplazadas de la región ile-de-france antes del comienzo de los juegos Olimpicos. En su mayoría las personas expulsadas de París están conformadas por hombres migrantes desempleados quienes se encuentran en espera del arreglo de su situación legal.

 

Pese a todo, el gobierno de la república francesa niega que estos desalojos se deban a una limpieza social por los JO, sino más bien es un intento por ayudar a estos inmigrantes a establecerse en un entorno seguro y regulado, y es que estos desalojamientos llevan más de un año realizándose por todo ilde-de-france. Se estima que entre mayo del 2023 y abril del 2024 más de 12 mil personas han sido obligadas a desplazarse a otras regiones fuera de la zona metropolitana de París. ¿Será que el gobierno francés no quiere que los turistas se encuentren con la otra cara de Francia y su realidad con el tema migratorio?

 

Es bien sabido que en la política nada es casualidad y definitivamente estos desalojamientos masivos no son el resultado de la casualidad. Si bien es cierto que el tema de la inmigración en Francia lleva años buscando una solución para incluir a las personas inmigrantes en la sociedad francesa, pero también es cierto que el problema los sobrepasa y como el mismo presidente Emmanuel Macron lo ha dicho: Se han hecho todos los esfuerzos posibles para ayudar a los migrantes que llegan a las costas de Francia anualmente, gastando 2 mil millones de euros por año para alojar a las personas sin hogar; sin embargo también dijo “El país no puede acoger toda la miseria del mundo”.

 

Francia no es el primer ni el último país en aplicar este tipo de medidas para “limpiar” su imágen frente a los miles de turistas que llegarán listos para derrochar su dinero y pasar un buen momento en la capital francesa, esto ha pasado antes y quizá pase cada vez más.


A veces me pregunto si es importante cuestionar este tipo de acciones ya que las tenemos tan normalizadas que ni siquiera vemos que en realidad hay un problema y que quizá no sean las más adecuadas para resolver dicho problema. Como bien lo decía Adela Cortina nuestra sociedad es aporofóbica; le tenemos miedo a la pobreza, no la vemos con buenos ojos, la sola idea de pobreza nos aterra; nadie quiere ser pobre, y es hasta cierto punto comprensible que sea así. Nos desarrollamos en un sistema que está creado con ideas centradas en la acumulación de capital, toda nuestra cultura se basa en la búsqueda del ideal del éxito que nos venden las grandes multinacionales, o marcas de lujo a través de las celebridades. El éxito es la antítesis misma de la pobreza y viceversa, una eterna rivalidad; todos queremos ser exitosos, todo el mundo ama a la gente exitosa, ¿no? Nadie quiere verse reflejado en el terrible y espeluznante espejo de la “pobreza” es mejor ocultarlo, o moverlo de lugar fingir que no existe y continuar viviendo en nuestro mundo feliz donde todo está bien.

 

Aún no se sabe que sucederá con los migrantes que han sido desplazados fuera de París, quizá muchos ya no vuelvan y decidan buscar en oportunidades en otra ciudad, ojalá que éstas no les vuelvan a ser arrebatadas como se les han arrebatado en París la ciudad que vio nacer los derechos del hombre y el ciudadano.


Imagen recuperada de LAPRESSE

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