23 sept 2022
Dra. Lisdey Espinoza Pedraza
Estas protestas deben ser leídas como las de las mujeres iraníes por recuperar el control sobre su propio cuerpo; de defender su derecho a elegir cómo vestirse.
La República Islámica de Irán se ha visto envuelta en una serie de protestas de mujeres después de la muerte bajo custodia de Mahsa Amini, una joven que fue arrestada por la policía moral, conocida formalmente como "Gasht-e Ershad" (Patrullas de Orientación), que tiene la tarea de garantizar que las mujeres se ajusten a la interpretación de las autoridades de la ropa "adecuada". Los oficiales tienen el poder de detener a las mujeres y evaluar si están mostrando demasiado cabello; su ropa es demasiado corta o ajustada; o si están usando demasiado maquillaje. Los castigos por violar las reglas incluyen una multa, prisión o flagelación.
Para comprender el descontento de estas mujeres es necesario remontarnos a la historia de este país musulmán. El velo, o hiyab, no fue siempre obligatorio en Irán. El fundador de la dinastía Pahlavi, Reza Shah, prohibió el hiyab, en un gesto de modernización, en 1936. Esto inició la llamada ¨Revolución Blanca” del Sha, uno de cuyos ejes principales era el acceso de las mujeres al espacio público iraní. Desde la Revolución Constitucional de 1906-1911, las mujeres iraníes exigieron el acceso a la educación y el derecho a la expresión. Antes del final del reinado de Mohammad Reza Shah Pahlavi en 1978, el 30%de los estudiantes en las universidades iraníes eran mujeres. No todos apoyaban este paso a la modernización: el ayatola Jomeini, líder de la revolución islámica en 1979, había adoptado una postura firme y crítica contra la "Revolución Blanca". Muchas mujeres iraníes se sintieron atraídas por el lenguaje revolucionario del islam radical en 1979 y el espacio público del país se convirtió en un campo de confrontaciones sociales y políticas entre los sexos.
La revolución iraní, que terminó con la victoria de los islamistas y la creación de la República Islámica, estuvo marcada por una notable presencia de mujeres. Miles de mujeres jóvenes se unieron a los grupos políticos islamistas y de izquierda, el ayatolá Jomeini incluso elogió a las mujeres por su participación en la revolución. Sin embargo, en marzo de 1979, después de que entrara en vigor la nueva ley islámica sobre el uso del velo obligatorio en los lugares de trabajo, se produjeron manifestaciones masivas en la capital y en las principales ciudades de Irán.
Así, desde la revolución islámica en 1979, las mujeres han sido obligadas por ley a usar un velo que cubra su cabeza y cuello y oculte su cabello. Junto a esta ley, la República Islámica abolió las reformas modernizadoras en el campo de las libertades civiles para las mujeres y el derecho de familia durante el régimen de Pahlavi. Se abolieron las leyes de la era Shah que restringían el ejercicio de la poligamia y elevaban la edad legal para contraer matrimonio a 18 años.
Después de la muerte del ayatola Jomeini en 1989 y el fin de la guerra de ocho años con Irak, surgieron nuevas corrientes ideológicas entre las mujeres islamistas que exigían reformas mientras apoyaban al régimen islámico. Las mujeres reformistas se mantuvieron firmes contra algunos de los marcos ideológicos del régimen islámico en la década de 1990, pero fueron gradualmente superadas en la primera década del siglo XXI por una generación más joven, portadoras de nuevas demandas, encabezadas principalmente por más mujeres que no experimentaron la revolución de 1979.
En las últimas dos décadas, cada vez más mujeres en Irán han dejado de cubrir parte de su cabello como una forma de protesta. Desde mediados de los 2000, algunas mujeres han estado compartiendo fotos sin el hiyab. En 2006 se dio la campaña "Un millón de firmas para la derogación de todas las leyes discriminatorias contra las mujeres en Irán”. En 2014, las mujeres iraníes comenzaron a compartir fotos y videos de sí mismas burlando públicamente las leyes del hiyab como parte de una campaña de protesta en línea llamada "Mi libertad sigilosa". Esta campaña incitaba a las mujeres a publicar imágenes de sí mismas sin el hiyab en lugares públicos. Desde entonces, otros movimientos surgieron, incluidos "Miércoles Blancos", invitando a las mujeres a usar pañuelos blancos los miércoles en protesta por la ley obligatoria del hiyab, y "Chicas de la Calle revolución".
La protesta más famosa en años recientes se dio en diciembre de 2017 cuando Vida Movahed, agitó su hiyab en la calle Revolución de Teherán. En 2018 en el Día del Hiyab y la Castidad en el calendario de la República Islámica, diferentes grupos de mujeres participaron en una campaña nacional de desobediencia civil contra el velo obligatorio. Los movimientos de resistencia de las mujeres han causado tensión social y política en Irán. Amnistía Internacional ha señalado en múltiples ocasiones que las autoridades iraníes no han tomado ninguna iniciativa para combatir la violencia contra las mujeres y las niñas en la esfera privada o en la esfera pública.
Estas protestas se dan días antes del discurso del presidente iraní, Ebrahim Raisi, ante la Asamblea General de la ONU el miércoles. Ponen al país ante el mayor escrutinio internacional del historial de derechos humanos de Irán. La ONU ya ha solicitado una investigación respecto a las personas que han resultado heridas o muertas como resultado de las crecientes protestas. Estados Unidos, que está tratando de revivir el acuerdo nuclear de 2015 con Irán, pidió también que se termine la "persecución sistémica" de mujeres. En años recientes Irán ha visto olas de protestas en los últimos años, principalmente alimentadas por una larga crisis económica y las sanciones occidentales al programa nuclear iraní. Estos movimientos sociales contemporáneos en Irán no tienen precedentes en los casi 40 años de historia de la República Islámica.
Estas protestas deben ser leídas como las de las mujeres iraníes por recuperar el control sobre su propio cuerpo; de defender su derecho a elegir cómo vestirse. A pesar de que la mayoría de las redes sociales están prohibidas en Irán, muchas iraníes acceden a través de redes privadas en línea que enmascaran las ubicaciones de los usuarios, esquivando a los censores. El debate político más amplio detrás de estas protestas siempre ha sido sobre la identidad de Irán: ¿Es la República Islámica ante todo islámica, dispuesta a imponer las rígidas restricciones de la ley islámica? ¿O es ante todo una república, en la que los derechos individuales tienen prioridad sobre la ley religiosa? Esta pregunta ha causado división temprana entre la esfera política y ahora lo está haciendo en la esfera social, y entre uno de los grupos más vulnerables: las mujeres, quienes parecen no inmutarse. Estas mujeres han encontrado un nuevo empoderamiento: la unión entre las disidentes y la difusión de su causa más allá de las fronteras de su país. Las mujeres iraníes están demostrando que ya no tienen miedo y que están listas para defender sus derechos.
Sobre la autora:
Lisdey Espinoza Pedraza es doctora en Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales por la Universidad de Aberdeen, Escocia. Estudió su maestría en Relaciones Internacionales y Orden Mundial en la Universidad de Leicester, Inglaterra y su licenciatura en Relaciones Internacionales en la Universidad Iberoamericana, Campus Santa Fé, Ciudad de México. Actualmente estudia el Certificado Avanzado en Estudios de Terrorismo y Violencia Política en la Universidad de St Andrews, en Escocia. También es titular de la Associate Fellowship of the Higher Education Academy en Reino Unido (HEA).
Es miembra activa de la Asociación de Estudios Latinoamericanos, Asociación Británica de Estudios Internacionales, Asociación de Estudios Internacionales, Asociación de Ciencias Políticas, Asociación Mexicana de Estudios Internacionales, entre otras. Ha enseñado en México y en el extranjero en las áreas de ciencias políticas y relaciones internacionales. También tiene experiencia en administración académica en la Universidad de Aberdeen, Escocia. Fue directora de la licenciatura de Relaciones Internacionales del Tecnológico de Monterrey, Campus Querétaro y actualmente trabaja para el British Council. Sus intereses de investigación incluyen: procesos de democratización, gobernabilidad y teorías del Estado, política mexicana contemporánea, política latinoamericana, partidos políticos, geopolítica; Política exterior de los Estados Unidos; América Latina; Rusia y el Cáucaso; Unión Europea y Reino Unido.