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De la cumbre desabrida del G7 al músculo militar de la OTAN: el poder ya no se disimula

7 jul 2025

Anna Karla Uribe Escalante

Experta en Estudios Latinoamericanos, Globalización, Regionalización y Geopolítica.

La cumbre del Grupo de los Siete (G7), celebrada del 15 al 17 de junio de 2025 en Kananaskis, Alberta (Canadá), dejó tras de sí más incertidumbres que certezas. En un contexto internacional marcado por tensiones geopolíticas crecientes, crisis superpuestas y una acelerada militarización de las relaciones internacionales, el encuentro del grupo que durante décadas encarnó el poder económico y político de Occidente se vio empañado por un gesto simbólicamente demoledor: la retirada anticipada del presidente estadounidense Donald Trump. Su partida evidenció el escaso interés que hoy suscita este foro en la principal potencia del bloque. Lo que alguna vez fue un club de élites capaz de imponer reglas al resto del mundo, hoy aparece erosionado, desarticulado y cada vez más irrelevante frente a los grandes desafíos del siglo XXI.

 

En contraste, la cumbre de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) celebrada días después (24 y 25 de junio de 2025) proyectó una narrativa completamente distinta: la del poder que se afirma mediante la fuerza, el rearme y el control estratégico del miedo. Mientras el G7 se extravía en declaraciones no vinculantes y gestos diplomáticos sin impacto real, la OTAN avanza en la consolidación de un nuevo orden basado en el liderazgo armado, la subordinación europea y el surgimiento de nuevos bloques de poder. Este artículo explora cómo el deterioro del G7, la emergencia de nuevas alianzas geopolíticas y la creciente tiranía sobre los pueblos del Sur global reflejan un giro civilizatorio que ya no se disimula: el poder ha dejado de justificarse y empieza, sin sutilezas, a imponerse.

 

G7: la cumbre invisible y el ascenso de un nuevo orden global

 

El año 2025 marcó el cincuenta aniversario del G7, una fecha simbólica que prometía generar expectativas relevantes respecto al futuro de este bloque que, por décadas, se consideró el corazón estratégico del orden occidental. Sin embargo, la cumbre pasó prácticamente desapercibida. Lo que debería haber sido un espacio de liderazgo renovado, fue en realidad una postal del desgaste: pocas propuestas, nulo entusiasmo y un clima político donde la incertidumbre y la tensión diplomática superaron cualquier intento de articulación estratégica.

 

El G7, integrado por Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y Reino Unido, junto con la Unión Europea como participante permanente, ha sido históricamente un foro de gran influencia económica, política y cultural. En su apogeo, hacia finales de los años 70, los países del G7 representaban más de dos tercios del Producto Interno Bruto (PIB) global. Hoy, su peso económico ha mermado sustancialmente, aunque, como recuerda Ricardo Martínez (2025): “sus miembros siguen concentrando buena parte del capital tecnológico, militar y financiero del planeta”.[1] 

 

En este contexto, la cumbre de 2025 sobresalió, paradójicamente, por su irrelevancia. Las prioridades reales quedaron subordinadas a una dinámica política marcada por la figura disruptiva del presidente estadounidense Donald Trump, quien no solo acaparó la atención con su agenda de aranceles y tensiones bilaterales, sino que terminó abandonando el encuentro antes de su conclusión. Como indica Matina Stevis-Gridneff (2025): “aunque la agenda incluyó los incendios forestales, la economía mundial y Ucrania, la mayoría de los líderes asistieron con un objetivo en mente: reunirse con Trump y evitar cualquier desavenencia”.[2] El foro se transformó así en una arena diplomática donde se intentó, sin mucho éxito, complacer al socio más volátil del grupo.

 

En lugar de coordinar una estrategia global ante las múltiples crisis en el planeta, la atención se diluyó en torno a la guerra comercial impulsada por Washington. Según Macarena Vidal (2025), “los aranceles estadounidenses, acapararon las bilaterales que mantuvo el presidente estadounidense antes de retirarse de la cumbre”.[3] Esta situación no solo debilitó la cohesión del grupo, sino que dejó en evidencia la incomodidad de varios líderes ante la imposibilidad de actuar en unidad. Como menciona la Doctora María Cristina Rosas (2025), “tal parece que la única que estaba a sus anchas en esta cumbre fue la italiana Giorgia Meloni, quien empatiza en lo ideológico y lo político con Trump. También Narendra Modi disfruta de la empatía de Trump (…) a los ojos de Trump, Modi es el contrapeso ideal a la República Popular China”.[4]

 

El resultado fue lo que Daniel Zovatto (2025) define con precisión: “seis democracias liberales intentando coordinarse frente a un socio que actúa como disidente interno”.[5] Ese disidente es Estados Unidos, quien ya no lidera al G7 con hegemonía, sino que lo condiciona con exigencias que reflejan su propio giro nacionalista, unilateral y militarista.

 

Aun así, hay elementos que muestran que el G7 busca reposicionarse: el anfitrión canadiense, Mark Carney, intentó revitalizar la reunión a través de una apertura estratégica. Como parte de esa iniciativa, invitó a líderes de países clave en la geopolítica global actual: Narendra Modi (India), Claudia Sheinbaum (México), Anthony Albanese (Australia), Lula Da Silva (Brasil), Cyril Ramaphosa (Sudáfrica), Lee Jae-myung (Corea del Sur) y Volodymyr Zelensky (Ucrania). Este movimiento, es una muestra clara del intento de ampliar el área de influencia de un foro que siente el avance, cada vez más contundente, de bloques alternativos como el BRICS+.

 

Sin embargo, esta apertura no resolvió los desacuerdos internos. Un punto clave de fractura fue la guerra en Ucrania. Mientras que los países europeos impulsaban nuevas sanciones contra Rusia, como “un recorte al tope máximo al que Rusia puede vender su petróleo (…) en 45 dólares por barril” (Vidal, 2025), Trump expresaba su rechazo a tales medidas y su simpatía por reincorporar a Moscú al grupo, además de proponer “permitir el ingreso de China” (Vidal, 2025). Así, la división fue evidente.

 

La cumbre deja una serie de declaraciones conjuntas que parecen difusas frente al crecimiento del poder militar global y el giro autoritario de las relaciones internacionales. Por ejemplo, la Declaración de los líderes del G7 sobre los recientes acontecimientos entre Israel e Irán respalda incondicionalmente a Israel, reforzando el discurso de legitimación de guerras unilaterales bajo el pretexto de la seguridad (G7a, 2025).[6] En cuanto a la inteligencia artificial (IA), el grupo intenta posicionarse como garante de una regulación ética, aunque reconoce implícitamente su preocupación frente al liderazgo chino en la materia: “debemos impulsar mejor la innovación y la adopción de una inteligencia artificial segura (…) que promueva nuestra seguridad nacional” (G7b, 2025).[7] Como lo resume Martínez (2025), “el G7 busca definir estándares comunes frente al avance acelerado de la inteligencia artificial, particularmente ante el liderazgo de China”.

 

Pero ¿qué tan influyente sigue siendo este grupo? La respuesta se vuelve evidente cuando se observan los datos. El G7 representa hoy menos del 30% del PIB mundial y apenas al 10% de la población del planeta. En contraste, el bloque BRICS+, con su más reciente ampliación, ahora representa el 51% de la población mundial y el 40% del PIB global. Este grupo, compuesto por Brasil, Rusia, India, China, Sudáfrica, Egipto, Emiratos Árabes Unidos, Etiopía, Irán e Indonesia, está conformado por potencias regionales estratégicas que no solo lideran economías emergentes, sino también representan civilizaciones históricas con agencia creciente en el sur global.[8]  Como apunta Gabriel Merino (2023, p. 9): “estos poderes medios o potencias medianas (…) representan a buena parte de las grandes culturas (…) que fueron subordinadas por las potencias atlánticas del Occidente geopolítico”.[9]

 

La diferencia en dinamismo y proyección no podría ser más evidente. Mientras el G7 busca cohesión en medio de contradicciones internas y señales de desgaste, los BRICS+ avanzan con una agenda menos centrada en la defensa del statu quo y más abierta a la reorganización del orden mundial. La cumbre de los BRICS+ que se celebrará del 6 al 7 de julio de 2025 en Río de Janeiro, con Brasil como anfitrión, ya cuenta con invitados clave, incluida la presidenta mexicana Claudia Sheinbaum, lo que refleja un interés creciente por parte de los países del sur global en articular una alternativa concreta al liderazgo occidental.

 

Por ende, lo que está en juego no es solo una disputa geopolítica entre potencias (Estados Unidos y China), sino un conflicto más profundo sobre los principios que deben guiar la cooperación internacional: ¿seguiremos bajo la lógica del privilegio heredado y la fuerza como garante del orden, o avanzaremos hacia un modelo donde los actores emergentes tengan voz, voto y agencia real? La respuesta parece estar más cerca de Río que de Kananaskis.

 

Cuando la paz se compra con fuego: la OTAN y el nuevo contrato bélico del mundo “desarrollado”

 

Parecería que Medio Oriente está lejos, que sus guerras no nos alcanzan, que los conflictos entre Israel, Irán o Palestina no son más que noticias lejanas para quienes habitamos otros puntos del planeta. Pero esa percepción es una trampa. En un mundo interdependiente cualquier chispa local tiene la potencialidad de incendiar al mundo. Hoy, lo que estalla en Teherán, en Gaza o en Islamabad, puede tener réplicas en Bruselas, Washington o la Ciudad de México.

 

En esta distopía que parece escrita por un guionista de ciencia ficción de los años 70, como en la taquillera: Cuando el destino nos alcance, el futuro que parecía lejano ha llegado. Y la lección es contundente: la seguridad, entendida por las potencias globales, no se construye con diálogo ni justicia, sino con armas, vigilancia y muros. La reciente cumbre de la OTAN en La Haya lo ha dejado claro: la apuesta es la fuerza, el control violento del mundo en nombre de una paz que nunca llega (o quizá no quieren que llegue porque la muerte genera más ganancias económicas).

 

Los países miembros de la OTAN acordaron un objetivo ambicioso, pero también alarmante: elevar su gasto en defensa hasta el 5% del PIB para 2035. Esta decisión, impulsada por Estados Unidos y respaldada por sus más fieles aliados europeos, refleja la profunda militarización de las relaciones internacionales y plantea una pregunta ineludible: ¿de dónde saldrá ese dinero? Porque si se gasta más en armas, inevitablemente se gastará menos en salud, educación, cultura o medio ambiente. Lo que se recorta no es el exceso, sino la vida cotidiana de millones de personas vulneradas sistémicamente.

 

A este incremento en el presupuesto como parte del PIB, se le debe agregar el gasto que ya se desembolsaba como parte de la Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD) a través de mecanismos como el Total Official Support for Sustainable Development (TOSSD), que permite contabilizar ciertos gastos en defensa como parte de la cooperación para el desarrollo si están alineados con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). En otras palabras: las armas pueden contarse como ayuda si se presentan como herramientas para lograr la paz.

 

Este marco estadístico, desarrollado en 2015 e implementado desde 2019 bajo el liderazgo del Comité de Ayuda al Desarrollo (CAD) de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), permite justificar intervenciones militares como acciones necesarias para garantizar la estabilidad y el desarrollo sostenible. La lógica es perversa: el orden se impone con violencia, pero se legitima con tecnocracia.

 

El dilema de la AOD es aún más crudo si se considera el desmantelamiento silencioso de la misma. En 2023, los países del CAD de la OCDE aportaron 223,700 millones de dólares, lo que equivalía al 0.37% de su renta nacional bruta (RNB) combinada. Pero en 2024, esa cifra cayó drásticamente: un 7.1% menos, es decir, más de 11,000 millones de dólares recortados (Vatican News, 2025).[10] Mientras tanto, el gasto militar de Estados Unidos se mantiene por encima de los 800,000 millones de dólares anuales, lo que representa el 3.42% de su PIB (Focus 2030, 2025).[11]

 

La meta del Objetivo de Desarrollo Sostenible 17 establece que los países deberían aportar el 0.7% de su RNB para el desarrollo global. Hoy están lejos de cumplirlo. El déficit acumulado es de más de 451,182 millones de dólares y en el futuro cercano es casi seguro que éste se amplie. El caso europeo es particularmente revelador. Países como Noruega, Suecia, Dinamarca y Luxemburgo, que en 2024 cumplieron con el aporte del 0.7% para la AOD, ahora deberán priorizar el gasto militar (el cual era muy reducido como parte de su PIB).[12] 

 

¿Y qué papel juega Estados Unidos en este nuevo guion mundial? Aunque se habla del deterioro de su liderazgo, la pregunta correcta es: ¿qué tipo de liderazgo ha perdido? Ya no es el país de las oportunidades ni el defensor del liberalismo ilustrado. Aquel ideal que como sostiene Rafael Del Águila (2004: 538), afirmaba que “el ser humano debe ir más allá de su estado de naturaleza al poseer dentro de sí una razón y capacidad de elección”.[13] Ese liderazgo ha sido sepultado bajo toneladas de bombas inteligentes y discursos belicistas, hoy el liderazgo está en el uso del poder fuerte: la paz a través de la fuerza.

 

De esta manera, la retirada de Donald Trump de la cumbre del G7 el 16 de junio de 2025 fue más que un desaire diplomático. Fue una declaración de prioridades: para su administración, la guerra contra Irán era más urgente que cualquier agenda global multilateral. Unos días después se lanzó la Operación Martillo de Medianoche, una ofensiva militar que reactivó los miedos de una guerra regional con consecuencias globales. Así, la América, supuestamente cerrada al mundo, proclamada en campaña, se reveló como lo que siempre ha sido: un imperio que necesita del exterior para sostener su política interna. Un imperio que vende seguridad, pero reparte muerte.

 

La cumbre de la OTAN fue la verdadera reunión decisiva del mes. Mientras el G7 discutía sobre IA, migración o incendios forestales, la OTAN sellaba compromisos económicos sin precedentes con una lógica brutal: más armas, más inversión bélica, más alianzas militares. No se habló de los sin hogar, de la emergencia climática o de las consecuencias sociales de los desplazamientos masivos. La prioridad es la guerra.

 

Y la sumisión europea fue total. Lo demuestra el mensaje filtrado por Trump del secretario general de la OTAN, Mark Rutte: “Felicidades y gracias por tu decisiva acción en Irán, fue verdaderamente extraordinaria y algo que nadie se habría atrevido a hacer (…) Nos da seguridad a todos”. Pero ¿quiénes son esos todos? Porque para millones de personas, más gasto militar no es sinónimo de seguridad, sino de precariedad, de muerte, de exclusión. Es la tiranía con los de abajo, con los pueblos empobrecidos, con las mayorías expulsadas del Estado de bienestar.

 

En este escenario, Europa parece haber renunciado a su vocación de equilibrio para convertirse en instrumento de una agenda militarista dictada desde Washington. El nuevo lema de la Unión Europea podría ser: “Servir al amo y ejercer la tiranía con los de abajo”. El pacto social vigente es con la industria armamentista.

 

Frente a esto, se impone una reflexión urgente: ¿cuánto tiempo más vamos a seguir creyendo que la paz se construye con misiles? ¿Cuánto más se podrá sostener un sistema que recorta el futuro de millones para financiar su maquinaria de guerra? Las distopías ya no están en el cine. Se están firmando en acuerdos multilaterales, en cumbres blindadas, en discursos donde la seguridad es la excusa perfecta para justificar la violencia estructural.

 

Mientras tanto, los verdaderos desafíos globales: la desigualdad, la pobreza, el cambio climático, la inequidad, la migración forzada y una larga lista de etcéteras, siguen esperando una respuesta. Pero parece que, para ellos, para los centros mundiales y sus líderes, nunca hay dinero.

 

Conclusiones

 

Las recientes cumbres del G7 y de la OTAN revelan un cambio de época: ya no se trata de consensuar soluciones globales, sino de preservar viejos privilegios a través de nuevas formas de coerción. El G7, en su aniversario número cincuenta, ha mostrado su rostro más desdibujado, aferrado a declaraciones que no comprometen a nadie y subordinado a un liderazgo estadounidense que impone la paz por medio de la fuerza. En lugar de imaginar un nuevo multilateralismo, lo que presenciamos es una narrativa incapaz de responder con coherencia a los desafíos de este siglo. Mientras tanto, bloques como los BRICS+ comienzan a delinear nuevas coordenadas de poder para aportar nuevos marcos de acción colaborativa frente a la crisis civilizatoria.

 

Asistimos a un mundo donde la violencia se normaliza, el miedo se institucionaliza y la industria bélica se consolida como motor económico. En este contexto, no sorprendería que se premie a los arquitectos de la guerra como promotores de la paz. Pero no olvidemos que la historia no se escribe solo con sus guerras, también se construye con dignidad, con resistencias, con memoria, con esa convicción de que la vida, y no la muerte, es el único camino hacia un futuro común. La esperanza no radica en el control ni en el sometimiento: radica en la posibilidad de reconfigurar nuestras formas de convivir, de organizarnos y de cuidarnos colectivamente. Porque si algo debe quedar claro es que el mundo no será salvado por quienes apuestan por su destrucción. __________________________________________________________________________________________


[1] Martínez, Ricardo (2025). ¿Qué es el G7 y por qué mantiene su importancia? Un análisis desde la UNAM. UNAM Global Revista. https://unamglobal.unam.mx/global_revista/g7-2025-analisis-unam-orden-mundial/ 

[2] Stevis-Gridneff, Matina (2025). Cumbre del Grupo de los 7: lo que hay que saber. The New York Times. https://www.nytimes.com/es/2025/06/15/espanol/mundo/cumbre-g7-trump-sheinbaum.html 

[3] Vidal, Macarena (2025). Trump se marcha de la cumbre del G-7 por la tensión en Oriente Próximo. El País. https://elpais.com/internacional/2025-06-16/trump-se-marcha-precipitadamente-de-la-cumbre-del-g-7.html

[4] Rosas, María Cristina (2025). G7: Los Auténticos Decadentes. Etcétera. https://etcetera.com.mx/opinion/g7-los-autenticos-decadentes/ 

[5] Zovatto, Daniel (2025). Kananaskis, 2025: los desafíos del G7, en tiempos de caos e incertidumbre. Clarín. https://www.clarin.com/opinion/kananaskis-2025-desafios-g7-tiempos-caos-incertidumbre_0_a7PUZw7RS4.html

[6] G7a (2025). Declaración de los líderes del G7 sobre los recientes acontecimientos entre Israel e Irán. https://g7.canada.ca/en/news-and-media/news/g7-leaders-statement-on-recent-developments-between-israel-and-iran/ 

[7] G7b (2025). G7 leaders´statement on AI prosperity. https://www.consilium.europa.eu/media/eeiniuqd/ai-en.pdf 

[8] Desde el miércoles 1 de enero de 2025, los BRICS+ cuentan con una nueva categoría de Estados socios, cuya creación se aprobó en la cumbre de Kazán de octubre de 2024. Por el momento, hay nueve países en esta categoría (Bielorrusia, Bolivia, Indonesia, Kazajistán, Cuba, Malasia, Tailandia, Uganda y Uzbekistán).

[9] Merino, Gabriel (2023). Del G7 a los BRICS+: la transición del sistema mundial y el escenario geopolítico. Reoriente. 3(2), julio/diciembre. https://ri.conicet.gov.ar/bitstream/handle/11336/239697/CONICET_Digital_Nro.37f8071b-d94c-4432-970b-fd684f43390b_B.pdf?sequence=2

[10] Vatican News (2025). OCDE: La ayuda oficial al desarrollo baja un 7,1 por ciento. https://www.vaticannews.va/es/mundo/news/2025-04/ocde-la-ayuda-oficial-al-desarrollo-baja-un-71.html 

[11] Focus 2030 (2025). Caída histórica de la Ayuda Oficial al Desarrollo en 2024. https://focus2030.org/Caida-historica-de-la-Ayuda-Oficial-al-Desarrollo-en-2024 

[12] Emol (2025). Ante el nuevo objetivo de la OTAN: Cuánto gastan hoy sus miembros en defensa y qué tan lejos están de la meta del 5%. https://www.emol.com/noticias/Internacional/2025/06/25/1170322/otan-gasto-defensa-objetivo-paises.html 

[13] Del Águila, Rafael (2004). El centauro transmoderno: liberalismo y democracia en la democracia liberal. En Vallespín, Fernando (editor). Historia de la teoría política 6. Madrid: Alianza Editorial. 

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Fuentes de consulta

 

Del Águila, Rafael (2004). El centauro transmoderno: liberalismo y democracia en la democracia liberal. En Vallespín, Fernando (editor). Historia de la teoría política 6. Madrid: Alianza Editorial.

 

Emol (2025). Ante el nuevo objetivo de la OTAN: Cuánto gastan hoy sus miembros en defensa y qué tan lejos están de la meta del 5%. https://www.emol.com/noticias/Internacional/2025/06/25/1170322/otan-gasto-defensa-objetivo-paises.html 

 

Focus 2030 (2025). Caída histórica de la Ayuda Oficial al Desarrollo en 2024. https://focus2030.org/Caida-historica-de-la-Ayuda-Oficial-al-Desarrollo-en-2024 

 

G7a (2025). Declaración de los líderes del G7 sobre los recientes acontecimientos entre Israel e Irán. https://g7.canada.ca/en/news-and-media/news/g7-leaders-statement-on-recent-developments-between-israel-and-iran/ 

 

G7b (2025). G7 leaders´statement on AI prosperity. https://www.consilium.europa.eu/media/eeiniuqd/ai-en.pdf 

 

Martínez, Ricardo (2025). ¿Qué es el G7 y por qué mantiene su importancia? Un análisis desde la UNAM. UNAM Global Revista. https://unamglobal.unam.mx/global_revista/g7-2025-analisis-unam-orden-mundial/ 

 

Merino, Gabriel (2023). Del G7 a los BRICS+: la transición del sistema mundial y el escenario geopolítico. Reoriente. 3(2), julio/diciembre. https://ri.conicet.gov.ar/bitstream/handle/11336/239697/CONICET_Digital_Nro.37f8071b-d94c-4432-970b-fd684f43390b_B.pdf?sequence=2 

 

Rosas, María Cristina (2025). G7: Los Auténticos Decadentes. Etcétera. https://etcetera.com.mx/opinion/g7-los-autenticos-decadentes/ 

 

Stevis-Gridneff, Matina (2025). Cumbre del Grupo de los 7: lo que hay que saber. The New York Times. https://www.nytimes.com/es/2025/06/15/espanol/mundo/cumbre-g7-trump-sheinbaum.html 

 

Vatican News (2025). OCDE: La ayuda oficial al desarrollo baja un 7,1 por ciento. https://www.vaticannews.va/es/mundo/news/2025-04/ocde-la-ayuda-oficial-al-desarrollo-baja-un-71.html 

 

Vidal, Macarena (2025). Trump se marcha de la cumbre del G-7 por la tensión en Oriente Próximo. El País. https://elpais.com/internacional/2025-06-16/trump-se-marcha-precipitadamente-de-la-cumbre-del-g-7.html 

 

Zovatto, Daniel (2025). Kananaskis, 2025: los desafíos del G7, en tiempos de caos e incertidumbre. Clarín. https://www.clarin.com/opinion/kananaskis-2025-desafios-g7-tiempos-caos-incertidumbre_0_a7PUZw7RS4.html 

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