
Midori Cecilia Jiménez Funamotto
9 sept 2025
En este texto, te compartimos los datos básicos que debes conocer sobre las teorías en Relaciones Internacionales
En Relaciones Internacionales (RRII), la narrativa convencional (esa con enfoque mayoritariamente en el norte global) explica que existen 4 grandes debates, mismos que enfrentan ideologías contrarias a lo largo de la historia de la disciplina y que pretenden explicar el sistema internacional, la motivación del actuar de los actores internacionales y las teorías que permiten comprender mejor la realidad mundial. Estos debates, así como las teorías, serán explicadas a continuación.
Realismo contra Idealismo
Es el primer «gran debate» del que usualmente se habla, y del que se atribuye el inicio formal de las Relaciones Internacionales. Surgió entre las décadas de 1920 y 1940.
El comúnmente llamado idealismo (aunque hay autores y autoras que rechazan esta clasificación) surge después de la Primera Guerra Mundial, y es definido como la narrativa que demuestra la posibilidad de construir un sistema político internacional que elimine la competitividad y el conflicto entre Estados, eliminando la guerra como herramienta de la política exterior y estableciendo una paz perpetua. En este sentido, el idealismo creía en la posibilidad de construir un orden internacional pacífico mediante el Derecho Internacional, las Organizaciones Internacionales como la Liga de las Naciones, la democracia y la cooperación entre Estados.
Por su parte, el Realismo surge como respuesta al pensamiento liberal o utópico (al que se le atribuye el fracaso de la Liga de las Naciones para mantener al margen los conflictos armados en el mundo y el inicio de la Segunda Guerra Mundial). Este enfoque prioriza la posición del Estado en el sistema internacional; su premisa central es que el mundo está estructurado por la anarquía internacional (ausencia de una autoridad o gobierno global que regule el comportamiento de los Estados).
Así, enfoca a los Estados como los actores importantes del sistema, mismos que son racionales y soberanos, y que buscan mantener su seguridad nacional y su poder. Es por esto que la cooperación internacional es frágil y limitada y la guerra es una consecuencia natural del sistema internacional.
Como señala López Díaz Mayra (2024), “Así, se planteó la dicotomía en relaciones internacionales paz-guerra, dos conceptos antagónicos, pero a la vez complementarios debido a que se presentan de forma alternada a lo largo de la historia, pues en tiempos de guerra se negocia la paz y en tiempos de paz se prepara la guerra” (p.357).
Sin embargo, ante esta narrativa, autores como Ricardo Villanueva Lira destacan la tendencia del marxismo entre los y las primeras exponentes de las Relaciones Internacionales, pues la visión del idealismo simplifica y tergiversa la diversidad de enfoques que han estado presentes dentro de las discusiones académicas sobre el área. Más que ser una disputa entre idealistas ingenuos y realistas pragmáticos, el periodo de entreguerras se destaca por una pluralidad de corrientes críticas, entre ellas el marxismo, pues permitió destacar el imperialismo, el capitalismo y la guerra en la estructura del sistema internacional.
Tradicionalismo contra Conductismo
Este segundo gran debate enfrentó a exponentes estadounidenses, es decir, estuvo enfocado en discusiones de occidente. En él, los realistas tradicionales y los conductistas (o Behaviouralistas) discuten la mejor manera de abordar, como ciencia realista, las Relaciones Internacionales, reconocida en Estados Unidos como política internacional, utilizando elementos matemáticos que permitieran explicar con datos cuantificados la actividad internacional.
El enfoque Tradicionalista reconoce que el poder dentro de las RRII se basa en la naturaleza humana que es egoísta. Así, sugiere que las RRII deben estudiarse desde una perspectiva histórica y filosófica, abogando por una mayor objetividad en la materia.
Por su parte, el Conductismo busca aplicar una metodología específica (similar a las aplicadas en las ciencias naturales) al estudio de las Relaciones Internacionales, que permiten darle el carácter de ciencia. Así, se basan en datos observables y verificables para lograr predicciones empíricas sobre el comportamiento de los estados. Muchas veces se centran en causas estructurales para resolver las raíces de los conflictos, pues la anarquía internacional obliga a los estados a actuar con hostilidad para garantizar su seguridad en el escenario internacional.
Algunos aportes atribuidos al conductismo son la teoría de juegos, la teoría de la toma de decisiones y la teoría de negociaciones.
A modo de síntesis, el Segundo Gran Debate fue un debate metodológico en el que los conductistas criticaron a los tradicionalistas por no tomar en cuenta los métodos cuantitativos, ya que estos propiciaban una mejor comprensión de los fenómenos internacionales. Los tradicionalistas únicamente consideraban necesario los métodos cualitativos que integrarán un análisis histórico o filosófico porque RI era una ciencia social.
Neorrealismo versus Neoliberalismo
También enfocado en el norte global (Estados Unidos con mayor precisión), este tercer gran debate surgió ante los diversos cambios que se presentaron en el escenario internacional de los ochenta,por lo que dominó los estudios sobre RRII en esa década.
Desde el Neorrealismo se arguye que la anarquía internacional (es decir, la falta de una autoridad global, como se mencionó anteriormente) provoca que los Estados defiendan su seguridad (las fronteras, la paz interior y la soberanía en general) a toda costa, con violencia si es necesario. Se enfocan en las causas estructurales de los conflictos y la competencia por el poder entre Estados, haciendo énfasis en las ventajas relativas en el que estos Estados consideran su propio beneficio sin importar si gana el otro o no.
El neoliberalismo de esta época acepta el enfoque científico del neorrealismo, pero difieren en el argumento de que las relaciones transnacionales y la interdependencia económica global son cruciales. Así, las instituciones internacionales y la cooperación entre estados (que aunque es difícil de alcanzar, se puede lograr mediante el Derecho Internacional) permiten gestionar la interdependencia y los problemas globales.Los neoliberales se preocupan más por las ventajas absolutas, que establecen que es mejor la cooperación donde ganan un poco todos los Estados (los que se tomen en cuenta en cada discusión), a que no gane ninguno (o solo uno en cualquier caso).
Racionalismo versus Reflectivismo
Este cuarto y último gran debate tuvo su desarrollo en la década de los 90, y se concentró en la discusión sobre el análisis objetivo o subjetivo en el estudio de la realidad internacional, es decir, fue un debate epistemológico que cuestiona las formas tradicionales en las que se estudia la disciplina.
Así, enfrenta a los racionalistas, que con un enfoque positivista (es decir, más lógico) que mantiene la explicación de la realidad internacional con modelos claros, teorías explicativas y la aplicación rigurosa del método científico.
Por su parte, los reflectivistas (también conocidos como postpositivistas) cuestionan los supuestos epistemológicos y ontológicos dominantes en las RRII. Integran entonces corrientes que critican esta narrativa convencional como el constructivismo, el feminismo, la teoría verde, etc. y rechaza la objetividad absoluta o universal, argumentando que la realidad internacional está llena de matices que requieren de una diversidad de interpretaciones para ampliar y profundizar su comprensión.
Una vez más, López Díaz Mayra (2024) señala que “el cuarto debate en [R]elaciones [I]nternacionales ha sido una apertura a las temáticas no tradicionales, pero también es el principio de una reflexión profunda en torno al objeto de estudio de la disciplina y a las herramientas que tenemos para explicarlo, pues definitivamente un mundo complejo requiere explicaciones acorde a ello” (p.366).
A continuación te mostramos una tabla con autores exponentes de cada Gran Debate:

Sobre las teorías
Aquí explicaremos brevemente lo esencial de cada teoría usada en RRII que busca explicar la realidad internacional.
Realismo
Se habla de Realismo político (Realpolitik, la «política de poder») como la tradición que analiza cómo se comportan los Estados en el sistema internacional. Este enfoque pragmático, que resulta ser el más influyente en la disciplina, sostiene que debido a la naturaleza humana egoísta y la anarquía del sistema internacional, los Estados crean medidas estratégicas para preservar e impulsar su poder, soberanía e interés nacional por encima de los demás Estados y actores del sistema. En este sentido, los Estados no se guían por ideales o valores universales, sino por intereses nacionales concretos, como la seguridad, el poder militar o la influencia política.
Usualmente se mencionan a Hobbs, Maquiavelo y a veces Tucídides como pensadores realistas de sus épocas, remontando a estos autores las raíces prácticas de esta teoría.
Los realistas parten de la idea de que el ser humano es por naturaleza egoísta, ambicioso y está dominado por el deseo de poder. Para Morgenthau, por ejemplo, la lucha por el poder que caracteriza al sistema internacional es un elemento de la naturaleza humana.
También, reconocen al Estado como actor central y exclusivo de la política internacional. En su racionalidad e individualismo, la política exterior es una herramienta para garantizar la supervivencia del Estado en un sistema internacional hostil y falto de orden. Esta falta de orden hace que se considere al sistema como uno anárquico sin garantizar una seguridad colectiva (de ahí el individualismo estatal).
Para esta corriente de pensamiento, el poder, usualmente traducido como fuerza política (capacidad de influir en las decisiones de otros) y fuerza militar, permite a los Edos. protegerse o imponerse, generando una dinámica de equilibrio de poder donde las alianzas son volátiles y temporales (cada Edo. pacta con otros conforme le beneficie y le convenga).
Cabe mencionar que dentro de esta teoría hay muchas corrientes diferenciables que siguen los y las autoras, con énfasis en distintas aseveraciones (y a veces en disputa dentro de la misma). El Realismo es una herramienta analítica que permite a los y las estudiantes de RRII explicar en parte el comportamiento internacional, pero sería erróneo considerarla como la única que permite entender (y por ende desenvolverse en) el área.
Liberalismo
Defiende la posibilidad de construir un orden internacional más pacífico y cooperativo mediante la democracia, la libertad política, los derechos e igualdad constitucionales, el libre comercio y la cooperación institucional.
Para Kant la paz es el estado normal de las cosas; las leyes naturales permiten a las sociedades alcanzar la cooperación y armonía, y por tanto la guerra es antinatural. Así, el liberalismo cree en el progreso y la razón humana que permite alcanzar el mejor estado de la sociedad, eliminando las guerras del sistema internacional.
El liberalismo parte de la idea de que los gobiernos democráticos, es decir, aquellos con instituciones representativas fiables y que garantiza derechos humanos constitucionales, son más capaces de confiar y respetarse entre sí, por ende, menos propensos a ir a la guerra. En esta nota, la legitimidad política de un Estado depende del respeto a los derechos humanos de los ciudadan os y el estado de derecho.
Sobre la libertad e igualdad política, menciona que las personas deben estar libres del poder estatal arbitrario y la persecución, defendiendo que el Estado debe ser limitado. En este sentido, reconoce que la guerra y el comercio son incompatibles, y que la competencia entre individuos es la forma más pacífica de al capitalismo de mercado (ese que funciona sin intervención estatal y que se expande gracias a la globalización) florecer, siendo este el mejor sistema económico debido a que asigna los recursos, escasos en el mundo, de forma más eficiente.
La Escuela Inglesa
El término de Escuela Inglesa se acuñó en 1970 para describir a un grupo predominantemente inglés, o inspirado en escritores ingleses, que ponen en el centro de su análisis la sociedad internacional.
El argumento principal de esta corriente teórica es que los Estados soberanos forman una sociedad (de ahí el concepto de sociedad internacional) que, aunque anárquica con cierto grado de violencia intrínseca, existe un alto nivel de orden garantizado por el derecho internacional y la moral gracias a la existencia de los gobiernos, pues sin ellos imperaría el miedo, la inseguridad y la desconfianza, generando caos en el mundo.
Los exponentes de esta teoría se posicionan en medio del pragmatismo del realismo y la “ilusión” del idealismo, pues ni la guerra es injustificable ni es prescindible. El sistema internacional es más civilizado de lo que los realistas opinan, pero la paz perpetua en realidad no puede existir debido a que la cooperación internacional no será siempre una constante, así, la Escuela Inglesa defiende que existe un grado limitado de progreso en la política internacional.
Esta teoría analiza elementos de la sociedad y la civilidad, y aunque se ha centrado en entender cómo funciona el orden internacional, también integra perspectivas de justicia mundial y algunos de sus miembros defienden moralmente la creación de un orden global más justo. En este sentido, la moralidad permite legitimar los intereses nacionales pero en definitiva no son la base de alguna forma novedosa de organización política mundial que sustituya al orden del Estado-nación.
Sostiene que la sociedad internacional es un logro frágil y siempre vulnerable, pues, a pesar del orden que mantiene, está constantemente amenazada por los intereses egoístas de los Estados. Así, para que exista justicia global la sociedad internacional debe ser estable y funcional.
Se reconocen dos facetas de esta teoría: aquella que reconoce con rapidez las amenazas a la sociedad internacional y aquella que identifica formas en las que dicha sociedad podría responder mejor a las necesidades de los individuos y asociaciones. La relación entre estas diferentes orientaciones cambia y seguirá cambiando en respuesta a las circunstancias históricas.
Marxismo
El marxismo en Relaciones Internacionales se presenta como una perspectiva crítica que desafía (y complementa) los enfoques tradicionales, como el realismo. Ofrece una perspectiva centrada en las dinámicas de las clases sociales, la producción, la globalización del capitalismo y las desigualdades derivadas de la mala distribución de la riqueza en el mundo.
Marx y Engels no veían el sistema internacional (anárquico y en constante competencia) como la principal fuerza en la política global, más bien el poder del capitalismo, que se expandía a través de las fronteras nacionales (globalización de las estructuras económicas), estaba reduciendo la importancia de los Estados. Así, en lugar de que los conflictos se dieran entre naciones, las luchas serían entre clases sociales. La burguesía, los dueños del capital y los medios de producción que controlaban los gobiernos, se enfrentaría con el proletariado internacional, la clase trabajadora del mundo (cosmopolitas) que compartía la misma condición de ser explotada por la burguesía. A través de la acción revolucionaria, este proletariado internacional buscaría crear un nuevo orden mundial basado en la libertad, la igualdad y la fraternidad.
La idea central de Marx era que la historia humana es una lucha por satisfacer las necesidades materiales básicas, resistir la dominación de clase y superar el miedo y la desconfianza, de aquí nace el materialismo histórico. Su idea principal es que para sobrevivir, los individuos deben satisfacer sus necesidades físicas o materiales primero, lo que ha llevado a que la mayoría de la humanidad ceda su fuerza de trabajo a quienes poseen los medios de producción en una relación de desigualdad (explotación), que a su vez es lo que provoca los conflictos de clases.
Marx argumentó que las explicaciones del mundo social nunca son tan "objetivas e inocentes" como parecen, y que a menudo ignoran las relaciones de poder y desigualdad, ofreciendo una perspectiva crítica a las teorías explicativas de la realidad internacional. Por lo tanto, el marxismo busca comprender las formas de dominación y trabajar por un orden mundial más justo, con una visión moral de reducir las desigualdades materiales.
A partir de los 80 han surgido nuevas interpretaciones sobre la teoría marxista. Pensadores como los de la Escuela de Frankfurt han buscado preservar el "espíritu" del marxismo, enfocándose en un análisis empírico del poder y la desigualdad con una visión moral de un orden mundial más justo para entender cómo los estados llevan a cabo la política de seguridad nacional y no solo la economía.
Teoría Crítica
Este proyecto político y filosófico puede definirse como un conjunto de ideas con orientación hacia la “política emancipadora”. A diferencia de las teorías tradicionales de RRII que se enfocan en describir y explicar el mundo tal como es, la Teoría Crítica busca identificar y desafiar las estructuras sociales y políticas que causan el sufrimiento, la dominación y la injusticia, con la esperanza de trascenderlas.
En este sentido, mientras que alguna teoría tradicional podría analizar eventos sociales y políticos en términos de poder estatal o amenazas de seguridad (también vistas desde el Estado), esta corriente se preguntaría en qué medida estos eventos se relacionan con formas de dominación existentes y cómo fuerzas violentas podría introducir nuevas fuerzas "descivilizadoras" en las relaciones internacionales en lugar de promover la paz y la justicia.
La base de esta teoría se asocia con la Escuela de Frankfurt, cuyo objetivo era desarrollar una teoría que no se limitara describir la sociedad, sino que generara una crítica dialéctica sobre ella. En lugar de aceptar los desarrollos históricos como inevitables, buscaban comprender cómo las promesas de libertad e igualdad habían sido traicionadas o distorsionadas en la sociedad industrial capitalista y cómo estas patologías podrían ser superadas.
Mientras las teorías tradicionales (inspiradas en las ciencias naturales) pretenden crear análisis libre de valores que permita diferenciar al sujeto del objeto de estudio, buscando legitimar el orden existente, la Crítica sostiene que toda teoría está inherentemente situada en un contexto histórico y político, y que no existe un conocimiento verdaderamente objetivo o "libre de valores". Su propósito es inherentemente político al desafiar las relaciones de poder que se encuentran bajo las estructuras sociales, en lugar de aceptarlas pasivamente. La meta no es solo entender el mundo, sino transformarlo.
En este sentido, se menciona que los exponentes de esta corriente teórica son más conscientes de que el conocimiento, sobre todo el sociopolítico, no es neutral, más bien se conforma e informa por intereses y convicciones previas.
Postmodernismo
Esta corriente teórica no tiene una definición consensuada incluso entre sus propios exponentes, de los cuales hay quienes se identifican con otros nombres como postestructuralistas o deconstructivos. Sin embargo coinciden en la premisa de reconocer que el conocimiento no está realmente libre de la influencia de quienes ostentan el poder, careciendo de ser objetivo en plenitud.
Considera que el conocimiento es un asunto normativo y político. La genealogía, uno de los conceptos fundamentales, expone la relación entre el poder y el conocimiento; cuestiona el concepto de los orígenes y, en cambio, se centra en cómo se han construido los orígenes y se les ha dado significado a ciertas representaciones del pasado. Afirma que todo conocimiento está situado en un tiempo y lugar particulares y que no hay una única "verdad" o una visión universal de las cosas, solo perspectivas en competencia. Esto significa que no existe una perspectiva universal o abarcadora. La realidad misma es vista como constituida por estas perspectivas e interpretaciones.
La genealogía se usa para explorar cómo los Estados se han creado a sí mismos a través de la violencia, estableciendo una distinción entre un espacio político interno y un espacio exterior. Para el postmodernismo, el estado no es una entidad dada, sino un sujeto en proceso, que se constituye continuamente a través de la práctica de la "estadística" pero nunca está completamente terminado.
El postmodernismo busca repensar conceptos políticos centrales como la comunidad, la identidad, la ética y la democracia, desvinculándolos de la noción de soberanía y territorio. Critica la "ontopología" o la suposición de que la comunidad política requiere una alineación perfecta de territorio e identidad (estado y nación). Así, esta corriente se desvincula de las limitaciones territoriales.
Constructivismo
Esta teoría de RRII se centra en explicar cómo las ideas, normas y valores compartidos, es decir, las estructuras no materiales, influyen en la identidad e intereses de los actores (por ejemplo los Estados), y por ende, en su comportamiento. A diferencia de las teorías racionalistas como el neorrealismo y el neoliberalismo, que ven a los actores como entes egoístas con intereses fijos, el constructivismo argumenta que la identidad y los intereses no son inherentes, sino que se forman a través de la interacción social.
Uno de sus principales exponentes, Alexander Wendt sostiene que "la anarquía es lo que los estados hacen de ella", refiriéndose a que la importancia de estructuras como el sistema anárquico internacional no son fijos, sino que se dan dependiendo de la interacción entre Estados, su comportamiento y las normas y/o ideas que deciden compartir.
El constructivismo postula que las estructuras no materiales mencionadas anteriormente (las ideas, creencias y valores compartidos) son tan importantes como las estructuras materiales (el poder militar o la economía). Así, el valor y significado que adquieren estas estructuras materiales son necesariamente dadas por las ideas y creencias compartidas entre sociedades. Por ejemplo, la posesión de armas nucleares por un país es percibida por los demás de manera diferente dependiendo de si el país en cuestión es un aliado o un oponente.
En esta misma línea, argumenta que los intereses de los actores no están predeterminados, sino que son moldeados por sus identidades sociales. Enfatiza que existe una relación de constitución mutua entre los actores y las estructuras; las ideas y normas modelan la identidad de los actores, pero estas estructuras solo existen y persisten a través de las prácticas y el actuar de dichos actores. En otras palabras, los actores no son simplemente productos pasivos de su entorno, sino que sus acciones contribuyen a la creación y el mantenimiento de las estructuras sociales.
Así, el Constructivismo argumenta que la cultura, la identidad y la historia influyen en la política mundial; demuestra que las ideas no son meras justificaciones, sino fuerzas causales que dan forma a los resultados políticos.
Feminismo
La Teoría Feminista en RRII es la primera que introduce y categoriza el género de forma empírica y analítica dentro del área. Las feministas argumentan que las teorías convencionales de las RRII han ignorado a minorías y otros grupos de personas, especialmente a las mujeres, y se han centrado en categorías abstractas como el Estado o el sistema, presentando una visión masculina del mundo e incompleta del mundo.
No se limita al estudio de las mujeres, sino que utiliza el concepto de género para analizar cómo se construyen las relaciones de poder, las identidades y los intereses a nivel global, y cómo estas construcciones influyen en la política internacional. La disciplina de las RRII ha sufrido grandes puntos ciegos con respecto al cambio social y político, y esta ceguera conceptual con frecuencia conduce a la ceguera empírica. El feminismo ofrece una vía para comprender las dinámicas de un orden mundial que va más allá de los actores estatales y las élites políticas.
Dentro de esta teoría hay diversas variantes, pero en general todas argumentan que las mujeres y las relaciones de género pueden ser analizados como aspectos empíricos de las relaciones internacionales. El feminismo empírico busca corregir la exclusión de las mujeres del estudio de las RRII y demostrar que han sido, y son, parte integral de la política global. Por ejemplo, se investiga el papel de las mujeres en el desarrollo, cómo la globalización ha intensificado la desigualdad de género (la feminización de la pobreza, por ejemplo) y el papel de las mujeres como mano de obra barata en zonas de libre comercio. También se estudia su activismo en redes transnacionales y su participación en organizaciones internacionales.
El feminismo analítico deconstruye el marco teórico de las RRII, revelando el sesgo de género que impregna en conceptos clave y por ende, en la forma de entender y estudiar la disciplina. Sostiene que el poder, la soberanía y la seguridad no son neutrales, sino que se derivan de un contexto de hegemonía masculina. Esta perspectiva argumenta que la teoría tradicional de las RRII se basa en una dicotomía de esferas pública/privada, asociando la primera con los hombres, la racionalidad (como lo menciona la narrativa convencional) y el Estado, y la segunda con las mujeres, la emoción y el hogar.
Esto lleva a que la seguridad se defina de manera limitada, como una "seguridad nacional" que irónicamente puede ser peligrosa para la supervivencia humana, al centrarse en la militarización y la guerra y no en los derechos fundamentales de alimentación, vestimenta, vivienda, libertad, etc.
Finalmente, el feminismo normativo centra su argumento en el proceso de teorización en las RRII como parte de una agenda normativa para el cambio social y político global. Teoriza cuestionando las jerarquías de género y otras formas de ejercer el poder en las sociedades contemporáneas pero tomando en cuenta las herencias históricas de las mismas, así, la teoría debe estar comprometida con exponer y desmantelar las estructuras de dominación. Subraya que no existe una única "verdad" o un punto de vista universal desde el cual teorizar, sino que hay múltiples perspectivas, y que la reflexividad sobre cómo y desde dónde se produce el conocimiento es una de las características distintivas del feminismo en las RRII.
Estas tres formas de feminismo sugieren que las teorías convencionales de las RRII carecen de perspectivas feministas, lo que ha llevado a una comprensión distorsionada de las “relaciones” y de lo “internacional”. Si no se reconoce la importancia política de las divisiones de género entre lo público y lo privado, institucionalizadas dentro y por el Estado y el sistema estatal, se ignora también el activismo y actividades políticas de las mujeres en el mundo. Las teorías que ignoran el género como unidad analítica pasan por alto aspectos críticos del orden mundial y abandonan una oportunidad crucial para lograr el cambio.
Las estrechas conexiones entre el género, las ideas, las identidades y las normas y los aspectos de la política y la economía internacionales pueden tener importantes beneficios al generar nuevas perspectivas sobre los procesos asociados con las transformaciones locales y globales.
Teoría Política Verde
La Teoría Política Verde (TPV) es la última teoría de la que hablaremos, y surge de la necesidad de abordar la crisis ecológica global, que es en esta perspectiva el problema más importante entre las sociedades humanas, y cuyo enfoque se centra en la relación entre la humanidad y la naturaleza, buscando ofrecer una explicación y una base normativa para abordarlo. Esta teoría argumenta que las prácticas político-económicas contemporáneas socavan la sostenibilidad de las sociedades humanas, haciendo necesario cuestionar esas estructuras de poder para crear sociedades sostenibles.
Una de las características que definen a esta teoría es el ecocentrismo, que rechaza el enfoque únicamente en los seres humanos y valora en su lugar a la naturaleza y sus componentes por sí mismos, no solo por su utilidad para la humanidad. La segunda característica es el argumento de que el crecimiento económico exponencial es la causa fundamental de la crisis ambiental actual. La tercera característica es la descentralización del poder para abordar los problemas ambientales globales, pues el Estado-nación es inadecuado para gestionar eficazmente la sostenibilidad. En su lugar, promueve la creación de redes globales de comunidades autosuficientes y a pequeña escala, donde las relaciones internas sean libertarias, igualitarias y participativas, buscando alcanzar una gestión ambiental más práctica y local, reduciendo las estructuras de poder globales que generan problemas.
Esta teoría se diferencia del "ecologismo" convencional porque no busca simplemente mitigar los problemas ambientales dentro de las estructuras políticas y económicas existentes, sino que considera que estas mismas estructuras son la causa principal de la crisis ecológica y deben ser desafiadas y transformadas.
La mayoría de estos exponentes rechazan el sistema de Estados, abogando principalmente por la descentralización de las comunidades políticas como nuevas formas de autoridad política global. En la Política Verde, la comunidad solo tiene sentido en el nivel muy local, así, la "comunidad global" resulta ser absurda, incluso potencialmente totalitaria. Esto implica la descentralización no solo de la organización política, sino también de la organización económica y social. También abogan por abandonar los sistemas y prácticas soberanas tradicionales en favor de autoridades mixtas.
Busca comprender cómo se pueden reformar las estructuras políticas globales para prevenir la destrucción de la naturaleza y proporcionar una relación humana sostenible con el planeta y el resto de sus habitantes.
La política verde comparte varias características con otros enfoques críticos de RRII: el rechazo a una distinción tajante entre hechos y valores; el interés por resistir la concentración de poder, las fuerzas homogeneizadoras de la política mundial contemporánea, la preservación de la diferencia y la diversidad; y la crítica del sistema de estados, aunque adopta una postura que rechaza la idea de que las estructuras de poder globales favoreciendo la descentralización del poder, de los estados-nación a niveles más locales.
“Por lo tanto, [la TPV] posee una perspectiva distintiva. El enfoque en las relaciones entre la humanidad y la naturaleza y la adopción de una ética ecocéntrica respecto a dichas relaciones, el enfoque en los límites del crecimiento, la perspectiva particular sobre el lado destructivo del desarrollo y el enfoque en la descentralización, alejándola del Estado-nación[...]. [E]l propósito de la teoría verde en las relaciones internacionales es explicar la crisis ecológica que enfrenta la humanidad, enfocarla como posiblemente el problema más importante que deben abordar las sociedades humanas y proporcionar una base normativa para abordarla” (Burchill et. al. 2005. p.257).
Bibliografía
Los documentos utilizados para redactar este texto fueron los siguientes:
Elias, J., & Sutch, P. (2007). International relations: The basics. Routledge. (Con mayor precisión, pp.8-13)
Theories of International Relations. Scott Burchill, S., Linklater, A., Devetak, R., Donnelly, J., Paterson, M., Reus-Smit, C., & True, J. (2005). Theories of international relations (3ra ed.). Palgrave Macmillan.
Villanueva, R. (2022). Marxism and the origins of international relations: A hidden history. Palgrave Macmillan. https://doi.org/10.1007/978-3-030-79668-6
López Díaz, M. (2024). El cuarto debate teórico en relaciones internacionales y sus aportes para explicar la realidad internacional. Revista Mexicana De Ciencias Políticas Y Sociales, 69(252). https://doi.org/10.22201/fcpys.2448492xe.2024.252.88772
Sin embargo, te recomendamos consultar otros que hablan a profundidad sobre estas teorías, vinculadas a diversos temas:
Williams, P.D., & McDonald, M. (Eds.). (2018). Security Studies: An Introduction (3rd ed.). Routledge. https://doi.org/10.4324/9781315228358






