El gobierno iraquí ha expulsado a la embajadora sueca en Bagdad, Jessica Svardstrom intensificando una disputa diplomática sobre la reciente quema de un Corán en Estocolmo.
El conflicto comenzó cuando el mes pasado, un hombre identificado por los medios locales y en sus redes sociales como Momika, quemó un Corán frente a una mezquita de Estocolmo durante la principal festividad musulmana de Eid al-Adha, lo que provocó una condena generalizada en el mundo islámico. Ese incidente llevó a los partidarios de Moqtada a asaltar la embajada de Suecia en Bagdad al día siguiente.
Los musulmanes consideran que el Corán es la palabra de Dios y ven cualquier daño intencional o falta de respeto hacia él como profundamente ofensivo.
El jueves pasado, cientos de personas irrumpieron en la embajada después de escuchar que la policía sueca había dado permiso al refugiado cristiano iraquí para quemar un Corán en Estocolmo por segunda vez.
La quema de la embajada fue convocada por los partidarios de al-Sadr para protestar contra la segunda quema prevista de un Corán frente a la embajada iraquí en Estocolmo ese mismo día. La policía sueca había autorizado la protesta, citando la libertad de expresión, después de que un tribunal sueco anulara una decisión anterior de prohibir una protesta similar, los manifestantes en Bagdad, en su mayoría seguidores del clérigo chiíta Moqtada al-Sadr, escalaron los muros de la embajada sueca, incendiaron su recinto y se enfrentaron con la policía antidisturbios.
Tras el incendio se produjeron también enfrentamientos contra la policía y unos 20 manifestantes fueron detenidos. Más tarde en Estocolmo, el refugiado Momika llevó a cabo su anunciada protesta y aunque no quemó el libro sagrado del Islam como lo había anunciado, si lo pisoteó.
Tras la manifestación se anunció la expulsión de la embajadora de Suecia, indicando que tomó la decisión por la repetida autorización del gobierno sueco para quemar el sagrado Corán, insultar las santidades islámicas y quemar la bandera de Irak.
Irán, Turquía, Qatar, los Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudita también protestaron ante Suecia por permitir que se profanara el Corán.
En un comunicado, el ministro de Relaciones Exteriores de Suecia, Tobias Billstrom, condenó el ataque a su embajada en Bagdad "en los términos más enérgicos", en el comunicado se agregó que: "Las autoridades iraquíes tienen la obligación inequívoca de proteger las misiones y el personal diplomático en virtud de la Convención de Viena".
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