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Gabriela González Flores

Agenda Global del 25 de noviembre al 5 de diciembre

Crisis política en Corea del Sur tras declaración de ley marcial

El 3 de diciembre de 2024, Corea del Sur vivió una de las crisis políticas más significativas de su historia reciente cuando el presidente Yoon Suk-yeol declaró la ley marcial en todo el país. Esta medida, justificada por el mandatario como una respuesta necesaria para proteger el "orden constitucional" frente a supuestas actividades "antiestatales" atribuidas a la oposición política y a elementos pro-norcoreanos, generó una inmediata y contundente reacción tanto a nivel nacional como internacional.


En un sorpresivo discurso nocturno, el presidente Yoon anunció la implementación de la ley marcial, argumentando la existencia de amenazas internas vinculadas a Corea del Norte y acusando al principal partido de la oposición, el Partido Democrático (PD), de albergar simpatías pro-norcoreanas. Esta decisión se produjo en un contexto de creciente tensión política, marcado por el rechazo del PD a un proyecto de ley presupuestaria y la presentación de mociones de destitución contra altos funcionarios del gobierno. La ley marcial implicaba la prohibición de todas las actividades políticas y de protesta, el control militar de los medios de comunicación y la posibilidad de arrestos sin garantías judiciales.


La respuesta del Parlamento surcoreano fue inmediata. En una sesión de emergencia, los legisladores aprobaron por unanimidad una moción para levantar la ley marcial, calificándola de inconstitucional y una amenaza a la democracia. Simultáneamente, miles de ciudadanos salieron a las calles en diversas ciudades del país, manifestándose en contra de la medida y exigiendo la dimisión del presidente Yoon. Estas protestas reflejaron el profundo compromiso de la sociedad surcoreana con los valores democráticos y su rechazo a cualquier forma de autoritarismo.


Ante la presión parlamentaria y social, el presidente Yoon se vio obligado a levantar la ley marcial apenas seis horas después de su declaración. Sin embargo, las secuelas políticas fueron profundas. El Partido del Poder Popular (PPP), al que pertenece Yoon, expresó críticas internas hacia la decisión del presidente, aunque anunció que rechazaría cualquier moción de destitución presentada por la oposición. A pesar de ello, la oposición, liderada por el PD, avanzó con una moción de censura, argumentando que la acción del presidente constituía un intento de autogolpe y una grave violación del orden democrático.


La comunidad internacional observó con preocupación los acontecimientos en Corea del Sur. Países aliados, como Estados Unidos, expresaron alivio tras el levantamiento de la ley marcial, pero instaron al gobierno surcoreano a respetar los principios democráticos y los derechos humanos. En el ámbito económico, los mercados financieros reaccionaron negativamente; el índice KOSPI registró una caída significativa, reflejando la incertidumbre generada por la crisis política.


La breve pero intensa implementación de la ley marcial en Corea del Sur ha dejado al descubierto las fragilidades y tensiones subyacentes en su sistema político. La actuación del presidente Yoon ha sido comparada con la de líderes autoritarios, ganándose el apodo de "el Trump surcoreano" debido a su estilo confrontacional y decisiones controvertidas. Su popularidad, que ya se encontraba en niveles bajos, ha sufrido un deterioro adicional, situándose en torno al 17%. La oposición y amplios sectores de la sociedad civil demandan su renuncia, mientras que el país enfrenta el desafío de restaurar la confianza en sus instituciones democráticas y garantizar que no se repitan acciones que pongan en riesgo el estado de derecho.


Dimite Michel Barnier como primer ministro de Francia tras la moción de censura

El 4 de diciembre de 2024, el primer ministro francés, Michel Barnier, presentó su dimisión tras perder una moción de censura en la Asamblea Nacional. Este acontecimiento marca un punto crítico en la política francesa, evidenciando la fragmentación y los desafíos que enfrenta el gobierno del presidente Emmanuel Macron.


La moción de censura fue impulsada por una inusual alianza entre el partido de extrema derecha Reagrupamiento Nacional (RN) y la coalición de izquierda Nuevo Frente Popular (NFP). El detonante principal fue la propuesta presupuestaria de Barnier para 2025, que incluía recortes de gasto y aumentos de impuestos destinados a reducir el déficit fiscal. Estas medidas fueron percibidas como impopulares y provocaron la oposición de diversos sectores políticos. La moción obtuvo 331 votos a favor en una cámara de 577 escaños, superando con creces la mayoría necesaria para su aprobación.



La caída del gobierno de Barnier, que duró apenas tres meses, lo convierte en el primer ministro de más corta duración en la historia de la Quinta República francesa. Este suceso refleja la profunda fragmentación política en Francia, donde ninguna fuerza política posee una mayoría clara en la Asamblea Nacional. La falta de consenso ha dificultado la aprobación de políticas clave, como el presupuesto nacional, generando incertidumbre económica y social.


El presidente Macron enfrenta ahora el desafío de nombrar un nuevo primer ministro capaz de obtener el respaldo parlamentario necesario para gobernar eficazmente. Entre los posibles candidatos se mencionan al centrista François Bayrou y al ministro de Defensa Sébastien Lecornu. Sin embargo, la formación de un gobierno estable en el actual clima político fragmentado será una tarea compleja. Además, la imposibilidad de convocar elecciones anticipadas hasta julio de 2025 limita las opciones de Macron para resolver la crisis mediante un nuevo mandato electoral.



La dimisión de Michel Barnier como primer ministro de Francia, tras una moción de censura, pone de manifiesto las profundas divisiones políticas y los desafíos de gobernabilidad que enfrenta el país. El presidente Macron deberá navegar cuidadosamente en este complejo panorama para formar un gobierno capaz de abordar las prioridades nacionales y restaurar la estabilidad política y económica.

 

Blinken asiste a última reunión de cancilleres de la OTAN del gobierno de Biden

El 3 de diciembre de 2024, el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, participó en Bruselas en la que probablemente sea la última reunión de ministros de Exteriores de la OTAN bajo la administración del presidente Joe Biden. Este encuentro se centró en reforzar el apoyo a Ucrania frente a la invasión rusa y en preparar la próxima cumbre de la Alianza en La Haya.


Durante la reunión, Blinken subrayó la importancia de la OTAN como "la mejor garantía contra la guerra" y enfatizó la necesidad de mantener la unidad y el compromiso de los aliados en apoyo a Ucrania.


La reunión también abordó la cooperación con socios de Oriente Medio, el norte de África y el Sahel, en un esfuerzo por fortalecer la seguridad regional y enfrentar desafíos comunes.


Este encuentro se produce en un contexto de incertidumbre sobre la futura política exterior de Estados Unidos, ya que el presidente electo Donald Trump ha expresado escepticismo respecto al apoyo continuo a Ucrania. La administración Biden busca consolidar el respaldo a Kiev antes del cambio de gobierno en enero de 2025.


La participación de Blinken en esta reunión ministerial de la OTAN refleja el compromiso de la actual administración estadounidense con la seguridad europea y el apoyo a Ucrania, al tiempo que se prepara para una transición política que podría redefinir las prioridades internacionales de Estados Unidos.


Netanyahu confirma un principio de acuerdo de alto el fuego con Hezbolá en Líbano

El 26 de noviembre de 2024, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, anunció un acuerdo de alto el fuego con Hezbolá en Líbano, poniendo fin a más de un año de hostilidades entre ambas partes. Este cese de hostilidades, mediado por Estados Unidos, establece una tregua inicial de 60 días y contempla una serie de medidas para garantizar su cumplimiento y la estabilidad en la región.


  • Cese de Operaciones Militares: Ambas partes se comprometen a detener todas las acciones ofensivas. Hezbolá y otras milicias en Líbano cesarán ataques contra Israel, mientras que Israel suspenderá operaciones militares en territorio libanés.

  • Despliegue de Fuerzas Libanesas y de la ONU: El ejército libanés y las fuerzas de la ONU (UNIFIL) se desplegarán en el sur de Líbano para supervisar el cumplimiento del acuerdo y asegurar que solo fuerzas autorizadas operen en la zona.

  • Retiro de Combatientes: Hezbolá retirará a sus combatientes al norte del río Litani, mientras que las fuerzas israelíes se replegarán a territorio israelí en un plazo de 60 días.

  • Supervisión Internacional: Se establecerá un comité de supervisión, con la participación de Estados Unidos, Reino Unido, Francia y Alemania, para monitorear la implementación del acuerdo y abordar cualquier violación.

Netanyahu enfatizó que Israel mantendrá "libertad de acción" para responder si Hezbolá incumple el acuerdo, subrayando que la duración del alto el fuego dependerá de la situación en Líbano.


El conflicto, que se prolongó por más de un año, resultó en la muerte de más de 3,800 personas en Líbano y el desplazamiento de cientos de miles. Las hostilidades incluyeron bombardeos intensivos y enfrentamientos en la frontera, afectando gravemente a la población civil y la infraestructura en ambos lados.



Por su parte, el primer ministro libanés, Najib Mikati, expresó su esperanza de que el acuerdo abra una "nueva página" para Líbano, instando a la unidad nacional y al despliegue del ejército libanés en el sur del país para garantizar la seguridad y el cumplimiento del acuerdo.


El alto el fuego tiene implicaciones significativas para la dinámica regional. Analistas señalan que la decisión de Netanyahu de aceptar el cese de hostilidades fue influenciada por varios factores, incluyendo los logros militares de Israel contra Hezbolá, el agotamiento de los reservistas israelíes y la disminución de suministros armamentísticos. Además, el retorno de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos pudo haber jugado un papel en la decisión, considerando las políticas más duras de Trump hacia Irán y sus aliados en la región.

Aunque el alto el fuego representa un avance hacia la paz, su implementación enfrenta desafíos. La eficacia del despliegue del ejército libanés y de las fuerzas de la ONU en el sur del Líbano será crucial para prevenir futuras escaladas. Además, la capacidad de Hezbolá para rearmarse y reorganizarse plantea interrogantes sobre la durabilidad del acuerdo.


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