Por Diego Iván Santos Barrera
Tratamiento psicológico: Nuevo método para lidiar con la libertad de expresión en Irán
Irán es uno de los países más adelantados en su aparente búsqueda de represión hacia las mujeres que no acaten el uso del hiyab (vestimenta que cubre cabeza y pecho), demostrado con su normativa en la que, de no usar la ropa ‘aceptada socialmente’ se les puede ser acreedoras a una multa de 1800 euros y una condena de dos meses de prisión; sin embargo, en caso de ‘atreverse’ a repetir tal falta a la ‘moral israelí’ pueden recibir hasta 74 latigazos.
Mujeres iraníes con velo durante un mitin electoral tomado del portal de EFE/Abedin Taherkenareh
Pero ello no termina ahí pues, el Gobierno ha anunciado la creación de centros clínicos de “rehabilitación” donde se usarán métodos científicos y psicológicos para eliminar las causas de tal comportamiento: ‘presiones ambientales’ que orillan a las acusadas a elegir ropa por fuera de los límites del islam. El encargado de supervisar dichas bizarras labores es el Ministerio del Bien y la Prohibición del Mal, y no solo eso, sino que el propio Departamento de Mujeres y Familia ha inferido su apoyo a estas nuevas instituciones pues, considera que las mujeres buscan un “entorno de celo, modestia, castidad y hiyab”, lo cual ofrecen estos centros.
Ante los eventos anteriormente relatados, es preciso no dejar en el olvido una de las muestras de desacuerdo que brotó a las pocas semanas de la noticia de estos centros. Ahou Daryaei, estudiante de 30 años, fue amonestada por guardias universitarios por no tener el velo correctamente puesto, a lo que ella protestó retirándose la ropa hasta quedar en ropa interior y mostrarse así en el campus universitario. Poco después fue ‘arrestada’ por así decirlo, obligada a entrar a un auto por más de cuatro hombres y con paradero desconocido. Ante ello, las autoridades han dictaminado que fue llevada a un hospital psiquiátrico, pues se trataba de un caso de una persona ‘con problemas’...
Ello refleja lo que el autor Michael Shelden expresó en 1991 sobre la ambición de las Naciones represoras de los derechos individuales, de los países que sometían los Derechos Humanos a la propia voz del Estado, ¿ambición de qué? De la forma más brutal del poder, donde sólo tiene por aliados al miedo y el odio. ¿Las cosas han cambiado?
Ucrania y USA: Seguridad vs Tregua
El conflicto entre Rusia y Ucrania ha sido uno de los más significativos del siglo XXI, desde su inicio formal en el 2022 y cuyo ‘vencedor’ no se vislumbraba claramente parece haber sufrido un ligero cambio: La llegada de Trump.
Hace no mucho tiempo, las fuerzas ucranianas defendían a ‘capa y espada’ la ideología de que no cedería territorio a Rusia en ningún acuerdo de paz; sin embargo, las elecciones estadounidenses parecieron acelerar el calendario de fin, y con ello, el nuevo enfoque (al cual parecen acercarse más y más) de priorizar la seguridad de las garantías existentes sobre el territorio ocupado.
Los planes de negociación se han visto en incremento con el temible riesgo de pérdida del apoyo que Biden entregó. Por su parte, los rusos se han movilizado incesantemente con el objetivo de invadir y desplazar a las fuerzas de Zelensky de Kiev, lo cual pondría al gobierno de Moscú a evaluar aceptar un alto al fuego y establecer en dicho territorio la nueva línea fronteriza. Sin mencionar que la voluntad ucraniana se ha visto ampliamente mermada, creciendo el apoyo por una cesión de territorio por la simple paz, lo cual en la estadística demostró un aumento del 13% de personas con este pensamiento a comparación del año pasado.
Incluso los comentarios que ha hecho el presidente electo estadounidense han sido demasiado sombríos: “Le diría a Zelensky que no hay más que hacer, que hay que llegar a un acuerdo”; lamentablemente no se equivoca, pues Rusia ha estado avanzando constantemente. ¿Quién da las condiciones de tregua sino el que está más cerca de ganar?
Policía de la Moral en Libia: Un deja vú de la novela ‘1984’
Si bien, Libia (país norteafricano) es uno de los mayores poseedores de gas y petróleo, también ha sido catalogado como ‘Estado fallido’ al ser azotado por la violencia después de la caída del líder Muamar Gadafi. El sucesor ha sido el ministro del Interior, Emad Trabelsi, el cual está a cargo con una de las peores puntuaciones en torno a la situación política, económica y de ambiente empresarial a nivel mundial y ha apostado por la violación de los derechos humanos.
El primero de sus anuncios fue la fundación de una policía de la moralidad que estará encargada de que se acate la imposición del velo islámico para toda aquella mujer mayor de 9 años, lo cual encendió las alertas de muchas ONG’s internacionales de defensa de los derechos humanos, asimilando dicha medida con las iraníes. Y que no solo castigarán a la mujer, sino a la pareja (de ser el caso), si no llevan la vestimenta adecuada; incluso el cerrar locales donde haya sospechas de comportamientos inadecuados como sentarse juntos. ¿La opinión pública del gobierno? “No hay espacio para la libertad personal en Libia”.
La segunda es la restauración de la figura de ‘guardián’, el cual ha de acompañar a las libas si es que éstas desean viajar al extranjero y no sólo eso, sino que es vital un permiso firmado por dicha figura (el cual es el padre, marido, hijo o hermano) o, en dado caso, la firma de un formulario justificatorio de la inexistencia de dicho permiso.
Ello no es una simple violación a los derechos humanos sin base jurídica, sino que tiene una justificación contradictoria, la cual es que se busca reinstalar la moralidad y decencia con los seguimiento estrictos de la ley religiosa; y que de no sentirse satisfechas con ello, podían abandonar el país si es que quieren mantener comportamientos indecentes.
Conflicto en Bruselas: Las peleas internas de la Unión Europea
El pasado 11 de noviembre, poco tiempo después de la victoria del republicano Donald Trump por la presidencia, un nuevo desafío se cierne sobre el panorama internacional, en esta ocasión, al otro lado del mundo: Europa. Pues se dieron a conocer los seis candidatos a comisario en el Colegio de Comisarios: Raffaele Fitto (Fondos de Cohesión), Kaja Kallas (Política Exterior), Stephane Séjourné (Política de Industria), Roxana Minzatu (Empleo), Henna Virkunen (Políticas tecnológicas y seguridad), Oliver Varhelyi (Salud y Bienestar Animal) y la ‘joya de la corona’, Teresa Ribera (Competencia).
Lo importante de esta última, y que originó toda la turbulencia dentro del gigante Europeo fue su papel como encargada de la respuesta a la DANA en su país de origen, España; que azotó a Valencia con más 200 fallecidos, cortes energéticos e inundaciones masivas. La ineficiencia y el hecho de que tenga que rendir cuentas ante el Congreso Español por este mismo evento han hecho que su partido, el Partido Popular español, no la acepten en las primeras votaciones e inicie un proceso para colapsar la nueva formación del Colegio de Comisarios.
Esto ha escalado hasta el punto que se exhorta a Ribera a dimitir a su cargo en caso de hallarse imputada por la DANA, fomentado por organizaciones de ultraderecha pues, de existir en el ‘gabinete’ europeo una funcionaria con procesos judiciales, éstos dañarían el nuevo Ejecutivo de la UE. Ello ha hecho que la confianza en el Partido Popular Europeo y la protectora máxima de Ribera, Ursula Von der Leyen, se haya roto (de acuerdo a los socialdemócratas).
Pese a todo, se sigue en la mesa de negociaciones, pero la presidenta Von der Leyen necesita ser precisa, si es que busca la consolidación de su Comisión. Sin mencionar el turbulento escenario internacional que se ha construido: Guerra Ruso-Ucraniana, victoria de Trump y su plan de aumento arancelario para UE y la crisis Alemana, con elecciones a las puertas de febrero. Un contexto caótico, una unidad en discusión, un error que podría costar todo… ¿será que le gane al destino?
Robert F. Kennedy en el gabinete de Trump: Una combinación curiosa
Como ha sucedido últimamente desde el 5 de noviembre, Trump ha sorprendido a los medios, en esta ocasión con la última de las incorporaciones a su gabinete: Robert F. Kennedy, miembro ‘olvidado’ de los demócratas Kennedy (apellido histórico). Conocido por su incesante aversión contra las vacunas (al tener relación con uno de los principales grupos contra inmunización), sus litigios contra empresas farmacéuticas y agencias que ‘supuestamente’ atentan contra la salud de los estadounidenses. Y, especialmente por sus comentarios conspirativos y racistas con respecto al virus COVID-19, el cuál, según él tiene el fin de “atacar a las personas blancas y a las negras; la gente más inmune son los judíos y los chinos”.
Si bien, tuvo sus inicios en estas elecciones como demócrata, con su clara desventaja frente al presidente en cargo Biden, optó por volverse un competidor independiente hasta que por razones no especificadas decidió retirarse y apoyar fervientemente al republicano neoyorquino.
Ello pareció darle frutos cuando se anunció su papel gubernamental como Secretario de Sanidad y Servicios Humanos de los Estados Unidos, junto con la frase: Make America Healthy Again. Ello con tres objetivos: eliminar la corrupción de las agencias sanitarias, fomentar la ciencia basada en evidencia y darle fin a la epidemia de enfermedades crónicas. La pregunta que muchos podrán hacerse es: ¿Cómo lo propone lograr?
La respuesta que hay ante ello es altamente cuestionable pues, la piedra angular es la ‘guerra’ (como él lo llama) contra la Agencia Federal de Alimentos y Medicamentos, suprimiendo psicodélicos, células madre, terapias hiperbáricas, alimentos limpios, sol, ejercicio y cualquier otra cosa que alargue la vida humana y no pueda ser patentada por Pharma (el gigante farmacéutico). ¿No hay nada de qué preocuparse, verdad?
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