El 20 de agosto los votantes acudieron a las urnas en Ecuador y Guatemala. Guatemala tendrá un nuevo presidente y Ecuador tendrá una segunda vuelta, ambos produjeron resultados que habrían sido impensables hace apenas unas semanas. En Ecuador, dos candidatos se dirigirán ahora a una segunda vuelta: Luisa González y Daniel Noboa, un hombre de 35 años que unos días antes obtenía resultados de un solo dígito en las encuestas. En Guatemala, el resultado fue una victoria para Bernardo Arévalo, que obtuvo el 61% de los votos, muy por delante del 39% obtenido por Sandra Torres, ex primera dama en su tercera y fallida candidatura a la presidencia.
Los resultados de ambas elecciones arrojaron luz sobre las tendencias cruciales en toda América Latina, incluidas las campañas anticorrupción, la creciente importancia de los jóvenes votantes y los llamados a emular la ofensiva contra el crimen de El Salvador.Ahora bien, ¿qué podemos concluir de las elecciones en ambos países? Ecuador y Guatemala tienen cada uno una serie de desafíos diferentes, y si bien es difícil exagerar la dificultad de gobernar eficazmente en ambos países, los nuevos líderes buscarán controlar el crimen organizado y crear oportunidades económicas para mantener a sus ciudadanos en casa y contener las constantes migraciones.
Uno de los personajes del momento en la escena política de América Latina es el presidente populista conservador de El Salvador, Nayib Bukele, por su éxito en el uso de tácticas de línea dura para sofocar la violencia de las pandillas, incluidos arrestos masivos y la erosión de las libertades civiles. Pero las expectativas de que los seguidores de Bukele sobre el crimen lograrían la victoria fracasaron en Ecuador y Guatemala. A pesar de la conmoción por el asesinato de Villavicencio, los candidatos explícitamente anticrimen en Ecuador dividieron su parte de los votos. A Jan Topic, que se alineó estrechamente con Bukele, le fue mal a pesar de subir en las encuestas después del asesinato.
De manera similar, en Guatemala, donde crecían los temores de un deslizamiento hacia un gobierno autoritario, la promesa de Torres de implementar políticas al estilo Bukele no logró ganar mucho apoyo.
Arévalo ha prometido “purgar las instituciones cooptadas por los corruptos” y lograr que las personas comprometidas con lo que él llama la lucha por la justicia regresen a Guatemala después de que decenas de fiscales, jueces y periodistas huyeron del país. Se enfrenta a las consecuencias de intereses arraigados y de un Congreso que su partido no controla. “Esta victoria pertenece al pueblo de Guatemala y ahora, unidos como pueblo guatemalteco, lucharemos contra la corrupción”, dijo Arévalo en una conferencia de prensa después de su victoria. El nuevo presidente asumirá el cargo el 14 de enero del próximo año.
En Ecuador, González comentó “Estamos haciendo historia” elogiando su “triunfo” en la primera vuelta. Noboa, dijo que la “juventud” lo había elegido para vencer al partido de Correa. La segunda vuelta de las elecciones está prevista para el 15 de octubre y hay mucho en juego en una nación alguna vez pacífica y sumida en la violencia del narcotráfico.