Octogésima sesión de la Asamblea General, entre celebración y crisis: Agenda Global de la cuarta semana de septiembre de 2025
- Global Thought MX
- 29 sept
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La Asamblea General llega a su 80ª edición bajo el lema: “Better together: 80 years and more for peace, development and human rights”; sin embargo, el contexto internacional actual es desalentador: la cuestión Palestina, la crisis climática y los debates sobre paz y seguridad marcan la agenda, junto con un debate general que sigue siendo el principal espacio donde cada miembro expone sus preocupaciones y prioridades.

En su intervención, el Secretario General de la ONU, António Guterres, subrayó cinco decisiones críticas que la comunidad internacional debe asumir:
Consolidar la paz basada en el Derecho Internacional.
Defender la dignidad humana y los derechos humanos, destacando que son universales, indivisibles e interdependientes.
Impulsar la justicia climática y la acción frente a la crisis climática.
Aprovechar responsablemente la tecnología y la inteligencia artificial.
Fortalecer el multilateralismo y las Naciones Unidas como pilar de cooperación global.
Durante la apertura del Debate General, la presidenta de la Asamblea, Annalena Baerbock, recordó que esta sesión “no es una celebración, sino un llamado a encontrar la determinación de no rendirse”. Subrayó que la ONU no se debilita por sí misma, sino por la falta de voluntad de los Estados, y destacó el papel vital de sus organismos: “Sin UNICEF, millones de niños estarían en hambruna. Sin la FAO, no habría sistemas alimentarios resilientes. Sin la OMS, miles de millones de vacunas no habrían llegado al mundo”. Enfatizó que, pese a la turbulencia, la ONU sigue siendo “el seguro de vida de todos los países”.
Annalena Baerbock subrayó que la próxima elección para la Secretaría General debe recaer en una mujer, recordando que en 80 años de historia nunca ha habido una lideresa frente a la ONU. En ese contexto, la ausencia de Claudia Sehinbaum, primera presidenta de México, significó perder la oportunidad de posicionar a la nación en el máximo foro multilateral, la Asamblea General. En su lugar acudió el canciller Juan Ramón de la Fuente. Asimismo, Sheinbaum dejó pasar la ocasión de respaldar públicamente la candidatura de Alicia Bárcena para convertirse en la próxima Secretaria General de Naciones Unidas, tal como el gobierno de Chile hizo con Michelle Bachelet. . Al igual que su antecesor, Andrés Manuel López Obrador, quien nunca asistió a la Asamblea General, Sheinbaum parece seguir el mismo camino de ausencia.
🇺🇸Estados Unidos.
El presidente estadounidense Donald Trump, durante su discurso, puso en duda gran parte de lo que se defiende hoy en la Asamblea General. Se presentó como el “máximo salvador del mundo” y recordó que algunos mandatarios lo han llegado a postular al Premio Nobel de la Paz por haber detenido siete guerras y “salvado miles de vidas”. En tono sarcástico, señaló que lo único que había recibido de Naciones Unidas eran “un teleprompter descompuesto y unas escaleras mecánicas averiadas”.

Trump enumeró siete conflictos que, según él, logró resolver con éxito: Camboya y Tailandia; Serbia y Kosovo; República Democrática del Congo y Ruanda; India y Pakistán; Israel e Irán; Egipto y Etiopía; y Armenia y Azerbaiyán. Sin embargo, en la mayoría de estos casos lo que realmente hizo fue posponer tensiones, intervenir mediante amenazas en negociaciones comerciales, alcanzar acuerdos frágiles o incluso recurrir a ataques militares directos.
En su discurso, que se extendió por casi una hora, también destacó su oposición a las energías renovables, calificándolas como “la mayor estafa del mundo” y llamando al carbón “limpio y hermoso”. Incitó a los países a abandonar lo “políticamente correcto”, a cerrar fronteras y a evitar la mezcla con otras naciones. Repitió en varias ocasiones el ejemplo de Estados Unidos en su política contra la migración irregular y en el rechazo a las energías “falsamente llamadas verdes”. Trump criticó de manera directa tanto a la administración de Joe Biden como a distintos gobiernos extranjeros. A la par, propuso que Estados Unidos lidere un esfuerzo internacional para hacer cumplir la Convención sobre Armas Biológicas mediante un sistema de verificación basado en inteligencia artificial. Aseguró que Estados Unidos posee “las más grandes y mejores armas” y advirtió que, aunque no desean usarlas, lo harán “si es necesario”, como ocurrió con Irán.
También reiteró su “lucha” contra los narcotraficantes, con énfasis en Venezuela. Pese a presentarse como pacificador y garante de soluciones, Trump reconoció que aún quedan dos conflictos pendientes: Gaza, donde exigió la liberación de rehenes, y Ucrania, un conflicto que —según él— jamás habría estallado de haber permanecido en el poder. Respecto a la guerra entre Rusia y Ucrania, insistió en que Estados Unidos impondrá un fondo de aranceles y llamó a la Unión Europea a unirse para garantizar su eficacia.
🌎América Latina y el Caribe.
El papel de América Latina y el Caribe es esencial en la seguridad internacional, al mantenerse como una región de paz, libre de armas nucleares y sin conflictos étnicos o religiosos. “Las bombas y las armas nucleares no nos protegerán de la crisis climática”, subrayó el presidente de Brasil, poniendo de relieve la prioridad ambiental sobre la lógica armamentista.
El presidente de Colombia, Gustavo Petro, abrió su intervención con un mensaje contundente: “los que no tenemos bombas y presupuesto no somos escuchados aquí”, denunciando el carácter excluyente que aún persiste en los foros internacionales para América Latina y África.
Los países de la región insisten en que la voz del Sur Global sea reconocida y tomada en cuenta. En contraste, Estados Unidos suele responsabilizar a América Latina de delitos transnacionales; no obstante, Petro advirtió que la política antidrogas de Donald Trump fue utilizada como un mecanismo de dominación sobre los pueblos del sur.
En materia de cambio climático, Brasil resaltó que la COP 30, que se celebrará en la región, será la oportunidad de demostrar la seriedad y el compromiso de América Latina con la protección del planeta. Asimismo, distintos Estados subrayaron la necesidad de fortalecer la gobernanza sobre los recursos naturales críticos como vía para impulsar un desarrollo sostenible e inclusivo.
Por otro lado, el canciller mexicano Juan Ramón de la Fuente subrayó la importancia de construir una comunidad internacional más democrática, recordando que desde los orígenes de Naciones Unidas México se ha opuesto al derecho de veto por considerarlo un obstáculo al ejercicio pleno de la democracia.

En cuanto al tema migratorio, que estuvo muy presente en los debates, De la Fuente fue enfático: “Criminalizar la migración resulta sencillamente inadmisible. Los migrantes tienen derechos y las democracias deben defender esos derechos, como lo deben hacer también la diplomacia y el multilateralismo”.
En esta misma línea de cuestionamientos a la exclusión y la discriminación, el presidente de Colombia, Gustavo Petro, sostuvo: “No hay razas superiores, señores. No hay pueblo elegido de Dios. No lo es ni Estados Unidos ni Israel. Solo ignorantes fundamentalistas de extrema derecha piensan así. El pueblo elegido de Dios es la humanidad toda”.
🇵🇸Palestina.
Tras más de dos años de conflicto en la Franja de Gaza y con un saldo superior a 64,000 palestinos asesinados, numerosos mandatarios subrayaron que lo que ocurre “no es una guerra, es un genocidio”, e hicieron un llamado reiterado a un alto al fuego urgente e inmediato. La crisis humanitaria estuvo presente en prácticamente todos los discursos. El Presidente de Palestina Mahmoud Abbas, subraya que esto pasará a la historia como “uno de los capítulos más horribles de la tragedia humanitaria del siglo XX y XXI”.

Aunque un día antes del inicio de la Asamblea General, Estados Unidos impidió la entrada del presidente Mahmoud Abbas al negarle la visa, contraviniendo lo estipulado por la ONU respecto a la libre participación de líderes extranjeros en sus foros, independientemente de la relación bilateral con el país anfitrión. En contraste, el primer ministro israelí Benjamín Netanyahu, a pesar de tener una orden de arresto de la Corte Penal Internacional por crímenes de guerra y de lesa humanidad, pudo pronunciar su discurso de manera presencial en Naciones Unidas.
En paralelo, se celebró la Conferencia Internacional de Alto Nivel sobre la Solución Pacífica de la Cuestión de Palestina, coorganizada por Francia y Arabia Saudita, que reunió a jefes de Estado y de Gobierno con el objetivo de impulsar la solución de dos Estados —uno israelí y otro palestino— coexistiendo dentro de fronteras seguras y reconocidas. De esta reunión resultó la adopción de la “Declaración de Nueva York”, un paso diplomático clave para fortalecer el consenso internacional.
Hasta ahora, 151 de los 193 Estados miembros de la ONU (77%) reconocen a Palestina como Estado independiente, entre ellos la mayoría de los países de África, América Latina y una parte significativa de Europa. Durante esta sesión, naciones como Mónaco, Francia, Bélgica, Luxemburgo, Malta, Andorra, Portugal, Australia, Canadá, Irlanda y el Reino Unido reforzaron o ampliaron su reconocimiento.
Y mientras la comunidad internacional insiste en la soberanía palestina, el primer ministro israelí Benjamín Netanyahu aseguró en su discurso que busca la paz. Sin embargo, sus palabras provocaron la salida de numerosos diplomáticos de la sala en señal de protesta. En paralelo, ha defendido el expansionismo y la idea de un “Gran Israel”, lo que vuelve inviable la creación de un Estado palestino. Su plan contempla transformar la zona entre Jerusalén Este y la colonia judía Ma’ale Adumim en una “ribera tecnológica”, que partiría a Cisjordania en dos. Esto implicaría un desplazamiento masivo del pueblo palestino y una posible limpieza étnica bajo el argumento de recuperar la “tierra prometida”.
Paralelamente, países como Turquía suspendieron su comercio con Israel, y varios Estados miembros exigieron que se emprendan acciones legales contra Netanyahu por los crímenes cometidos.
🇺🇦Ucrania.
El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, inició su intervención con una afirmación contundente: “Si una nación quiere la paz, todavía tiene que trabajar en armas. Las armas deciden quién sobrevive”. En su discurso denunció la debilidad de las instituciones internacionales, incapaces de dar respuesta a amenazas como las armas químicas o la hambruna utilizada como arma de guerra.

Zelenski advirtió que Rusia no solo ha atacado Ucrania, sino que ha extendido su agresión hacia otros territorios europeos como Polonia, Estonia y Moldavia, además de reforzar su influencia sobre Bielorrusia. Recordó también el abandono internacional frente a la invasión rusa de Georgia, ejemplo —dijo— del colapso del derecho internacional.
El mandatario ucraniano alertó sobre el auge de la carrera armamentista más destructiva de la historia de la humanidad, que ahora incluye la inteligencia artificial. Reclamó la necesidad de establecer reglas claras para el uso de la IA en los conflictos armados y reconoció que Ucrania no tuvo otra opción que recurrir a drones en su lucha contra Rusia.
Zelenski defendió la idea de que la única garantía de seguridad proviene de las armas y de los aliados: “No hay garantías de seguridad salvo las armas y los amigos”. Llamó a una verdadera cooperación internacional y a utilizar todos los recursos disponibles para obligar al agresor a detenerse.
Por su parte, el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, intervino en la sesión del Consejo de Seguridad, donde condenó enérgicamente la agresión rusa. Subrayó que la invasión viola el derecho internacional y reafirmó el compromiso de España con Ucrania a través de ayuda militar, asistencia humanitaria y la acogida de refugiados.
🇺🇳¿Qué sigue?
Si bien los Estados destacan que la ONU ha pasado de 51 a 193 miembros y subrayan la necesidad de recuperar la resiliencia y visión que caracterizaron su fundación, en la práctica muchos de estos posicionamientos se quedan en el plano discursivo. La brecha entre la narrativa oficial y la realidad política de cada país es aún evidente.
Hoy convienen dos visiones contrapuestas de lo que debe ser la paz: una que apuesta por dejar atrás las armas y regular la inteligencia artificial, y otra que defiende el rearme global y el uso de esta tecnología como herramienta de protección.
En este marco, vuelve a la mesa el debate sobre la reforma al Consejo de Seguridad tras 80 años de un sistema prácticamente inmutable. Se habla de una representación más equitativa, del aumento en el número de miembros y hasta de la eliminación del derecho de veto, como propuso el presidente de Finlandia, Alexander Stubb, aunque su viabilidad a corto plazo luce lejana.
El propio secretario general, António Guterres, advierte que las decisiones que se tomen hoy no son un debate ideológico, sino una cuestión de vida o muerte para millones. No obstante, los discursos siguen girando más en torno al “creer ser” que al “deber ser”.
A esto se suma la crisis financiera que atraviesa la ONU, que pone en duda su capacidad real de acción. Y surge una pregunta inevitable, ¿qué avances tangibles puede lograr la organización si el líder mundial, el más poderoso del planeta, no cree ni en la ciencia, ni en la cooperación, ni en la propia ONU?
El futuro de la ONU dependerá de su capacidad para transformarse: dejar de ser un mero escenario de discursos sobre acciones potenciales y convertirse en un organismo que genere impacto real frente a los desafíos más urgentes de la humanidad.
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